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Huyendo

 

Esta mañana me sentía triste.

 

He abierto mi correo esperando encontrarme con el mail que me diera la sonrisa.

 

Tenía dos. Uno de ellos me lo mandaron anoche y me ha partido el alma.

 

Hoy estoy excesivamente sensible a todo lo que tenga que ver con él... y ese mail ha sido más de lo que mi precario equilibrio aguantaba.

 

Sigo preguntándome porqué se puede ser así, porqué alguien puede realmente disfrutar haciendo daño... Y no me cabe duda, de que sea quien sea quien me lo ha mandado disfruta con mi dolor.

 

Es cruel levantarte echando de menos a alguien, luchando por borrarle de tu mente en un día que te duele, para encontrarte con la dolorosa y macabra sorpresa de un mail en el que tienes que leer las frases de amor que le dedica a otra persona...

 

He roto a llorar. He olvidado leer el otro mail.

 

Tenía cita con la psicóloga a las 10. En la sesión de hoy estaba zombie. No le he explicado nada. Se que está mal, pero no podía, me dolía todo. Me he encontrado minténdole y diciendole que todo estaba bien, que me encontraba relajada y tranquila.

 

Al salir he bajado dando un paseo, intentando tranquilizarme. Hacía sol, pero tanto frío... No sé si el frío venía de fuera o de dentro de mí...

 

No he podido parar de llorar. Por mucho que lo intentaba. La gente me miraba por la calle, pero me daba igual.

 

Me he sentado en un banco en el parque. El banco donde tantas veces me sente para hablarle... y claro, ha sido peor.

 

Me he reñido a mí misma, incluso he llegado a enfadarme.

 

A veces es como si mi razón fuese alguien independiente a mi corazón...

 

Mi razón es fuerte, sabe lo que necesito, lo que tengo que hacer... mi corazón es testarudo, es demasiado tierno, es demasiado tonto...

 

Mi razón quiere que mi corazón se endurezca un poco, que aprenda a no llorar con cada golpe, quiere que se ponga una armadura y que no deje que cualquiera le dañe... Pero mi corazón se niega. No quiere dejar de ser él, no quiere ser duro, no quiere ser de hielo, no quiere dejar de sentir, no quiere dejar de amar, no quiere desconfiar, no quiere renunciar a lo que es...

 

Mi corazón y mi razón siempre batallan. Unos días puede uno, otros días es otro el que gana... Hoy... Mi razón martillea constantemente. Mi corazón calla. Está tan herido que no le salen más que lágrimas.

 

Me he levantado y he dejado el parque. He dejado el banco. He intentado dejar el recuerdo de su voz, la nostalgia... pero me ha perseguido el resto del camino.

 

Me he sentido atrapada y he querido salir corriendo... Pero sé que por mucho que corra no puedo huir de mí misma...

 

He entrado en la tienda, no sé muy bien ni como... sólo sé que ahí estaba, con la cesta colgada al brazo y comprando.

 

Al salir me he sentado en una plaza cerca de casa...

 

Me he puesto a comer sin parar. Hasta que mi razón se ha dado cuenta, ha dicho basta, y me ha contado el espectáculo tan patético que estaba dando. Me he puesto a llorar de nuevo y he dejado la plaza, he dejado el banco, y en el la bolsa con los restos de mi vergüenza.

 

He llegado a casa sintiendome basura. Me he derrumbado en el cuarto de baño luchando conmigo misma, y al final, he devuelto. Luego... el dolor sordo de siempre. ¿Cómo salgo de esta agonía?

 

He recordado y leido el segundo mail... El que me pone la sonrisa... Pero hoy me ha hecho llorar a mares. He llorado por él, por su dolor... y por un momento he olvidado el mío.

 

He sentido ganas de darle un abrazo muy muy fuerte. Uno que dijese, "estoy aquí, no estás solo".

 

Pero no he podido contestarle. Pensar en todo lo que pregunta, hoy me supone un ejercicio demasiado duro. Simplemente me acurrucaré en ese abrazo y esperaré que llegue la calma. Hoy necesito huir del recuerdo...

 

 

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